Chris Isaak presenta Mr. Lucky, en el que no abandona la tradición norteamericana de los cincuenta
JESÚS CENTENO MADRID 25/06/2009
El artista norteamericano Chris Isaak se esconde tras unas gafas, durante su paso por Madrid.
REYES SEDANO
Chico guapo y sensible queda destrozado tras ser engañado por una mujer despiadada y cruel. La fórmula es sencilla, pero a Chris Isaak le ha servido para vender millones de discos. "Abriste tu negro corazón, sonreíste y me mentiste", se queja en uno de los cortes de su último disco, Mr. Lucky. Educado, elegante y sin tapujos, Isaak visitó este miércoles Madrid, guitarra en mano, cantando a cada uno de los periodistas que le entrevistaron.
Ha envejecido. Mañana cumple 53 años desde que luciera pechera en el video de su gran hit, Wicked Game, pero sus baladas rompe corazones aún representan el espíritu de los legendarios cantantes de los cincuenta. "Si no hubiera mujeres, no hubiese publicado un disco. Las canciones están basadas en mis propias experiencias y por eso hablan de pasión y de tortura. Todo eso las hace más reales", explica el músico.
Su decimotercer álbum tiene todo lo que cabe de esperar en su repertorio: arreglos cuidados, sonidos retro, toques de la Sun Records y ecos a Elvis. Y, como siempre, homenajes a Roy Orbison. "Él y Jerry Lee Lewis son mis únicas influencias. Crecí coleccionando discos country de los cincuenta y aún creo que es la mejor música que se haya hecho en EEUU", subraya.
Rompecorazones
Isaak habla de cómo le destrozaron el corazón sin mover un pelo del tupé. "Me encantan las mujeres, no tengo reparos en decirlo. Por eso duelen. Te contaría miles de historias, pero no sé si tenemos tanto tiempo", ironiza el músico, roto por el desamor pero no por los excesos. "Mi padre era alcohólico y asumí que esa vida te destruye por dentro. No he fumado nada en toda mi vida. Sólo quiero tener éxito por mi música".
Isaak comenzó su carrera en 1984. Antes, vivió como comercial de una funeraria y fue boxeador. "Soy afortunado porque dentro de 30 o 40 años me habré ido y al menos podré pensar que me senté una vez con Cat Stevens y estuve cuatro horas tocando con él. Es maravilloso poder hacer lo que te gusta durante tanto tiempo y espero que esto dure otros 25 años más".
http://www.publico.es/culturas/234557/la-fidelidad-de-un-rompecorazones
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