jueves, 23 de septiembre de 2010

Barcelona, 30 de junio 2010

 Foto: Dani Cantó

Fotos: Jordi Vidal/Redferns
Chris en el Auditori de Barcelona

Ojo al abuelo bailón (un tal Flowers) que salió entre todas las jovencitas.

Crónica Mondosonoro:
El concierto de Chris Isaak en el Auditori Barcelonés tuvo el extraño poder de transportarme a esa época en la que tan sólo había un par de canales, y en los que muy de tanto en tanto podías disfrutar de algunos especiales americanos de televisión dedicados a homenajear a sus viejas y respetadas glorias como Carl Perkins o Chuck Berry.
Conciertos como el registrado en ese mítico doble álbum de homenaje a Roy Orbison por alumnos tan aventajados como Tom Waits o Bruce Springteen, y en los que todo sonaba con esa perfección modulada, sin estridencias y en permanente búsqueda de la elegancia tanto en los solos como en los arreglos de percusión y piano. Conciertos televisados en los que unas rubias de mediana edad de pechos generosos y oxigenadas melenas cardadas, desencajaban sus caderas mientras agitaban sus numerosas pulseras a la par que suspiraban en las baladas. Of love, of course. De amor, por supuesto. Pues bien, Chris Isaak pertenece a esa época -quedan pocos ya- y sabe manejarse a la perfección sobre un escenario, sacando ese animal escénico curtido también en televisión a base de trucos manidos, pero no por ello menos efectivos, como pasearse por el teatro a la búsqueda de las damas de mayor edad entonando el “Love Me Tender”, mientras ellas suspiran y sus hijas le sacan la consabida instantánea.
Momentos de gloria en los que derrocha simpatía mientras explica la anécdota mil veces contada sobre el escenario de cuando, como fan, se encontró con James Brown y este le dedicó un erupto como toda respuesta a su saludo, para a continuación acometer con el “I'll Go Grazy” del Padrino del Soul. Pero quedarse tan sólo con el traje de espejuelos o las coreografías de la banda con las guitarras sería algo injusto, porque ante todo presenciamos un gran concierto de rock dulzón y almibarado, afianzado en canciones tan solventes como “Two Hearts”, “San Francisco Days”, “Blue Hotel” o “Blue Spanish Sky”. Y sí, también tocó “Wicked Game”, aunque el desbordante éxito de ese tema le haya hecho más mal que bien a su protagonista, pues el gran Chris Isaak es mucho más que un puro y duro “One hit wonder”.
  Foto: ORIOL DURAN / EL PUNT

Crónica en El Periódico:

Teníamos el recuerdo de un Chris Isaak mitad crooner nublado mitad nostálgico del rockabilly, pero nos habíamos olvidado de que el californiano es, además, un showman estridente, que combina con habilidad la elegancia de un Roy Orbison y el kitsch de Las Vegas. El miércoles se ganó el Auditori fundiendo espectáculo, rigor operativo y gancho personal.

(...) Agradecimientos al público («por venir a ver música en directo») y una advertencia: «Esta es una sala sofisticada, parece un teatro de la ópera, pero el de esta noche será un show de rock'n'roll». Poco después le teníamos subiéndose al segundo piso para cantar Love me tender manoseado por sus fans. Su aspecto y su voz parecían congelados en el tiempo, pasando por alto que el artista cumplió 54 años el pasado sábado.

Blue Hotel:


Bonnie B:

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